lunes, 7 de junio de 2010

Vida Humana

Donde quieras las plantas desfallecen, la sombra es oscuridad contenida. El dolor acontece como una densa garúa. La escasa sombra de las tres de la tarde se proyecta sobre una palangana de hierro en el patio de tierra. Una anciana, en una habitación de barro, teje unos escarpines para el bebe que la niña que se halla a su costado tendrá inminentemente. Afuera, los pájaros escabullen sus pequeños rostros entre sus alas, las chicharras cantan en aquella siesta de verano. El resto del mundo se adormece en un silencio que es todos los silencios. Solo el rechinar de la mecedora delata la vida. La pequeña vida humana.

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