jueves, 29 de julio de 2010

Un sueño extraño

Me encuentro en una especie de parrilla tipo iglú, cuando descubro que alguien me cerró la puerta dejándome encerrado. Miro a través de las rendijas de la puerta y descubro que quien me encerró es mi mamá y comienzo a llamarla, pero no me escucha. Allí afuera muchos de mis familiares festejan un acontecimiento que desconozco. Mi papá, quien se encuentra entre ellos, se percata de mi llamado y me abre la puerta. Esta reunión esta teniendo lugar en una especie de plaza. Yo, que ahora me encuentro libre de mi encierro, me encuentro al lado de mi padre y no dejo de llamar a mi mamá, quien indiferente a mi constante y sonoro llamado se introduce más y más en el parque, más precisamente en la zona de juego de los niños. Mi padre me pregunta por qué la llamo, a lo que le contesto que esa mujer no es mi madre. En ese preciso momento, mi verdadera mamá sale de un quincho que se encuentra al lado de la mesa donde esta reunida la familia.
Mi papá me mira con horror y sorpresa. Mi falsa madre sigue caminando de espaldas a mí, pero ahora yo la llamo con un nombre diferente, el nombre de mi tía Elena (quien murió hace unos años atrás). La mujer voltea al escuchar ese nombre y, efectivamente, lleva el rostro de mi tía Elena. Mi tía me mira, pero tampoco esta vez se detiene. Camina hasta la zona de juegos y se sienta en un banco a esperarme. Yo me acerco feliz, pero algo me detiene. El rostro de mi tía no expresa alegría, sino un profundo odio. Allí descubro que esta mujer no es ni mi madre, ni mi tía muerta que ha vuelto, sino una bruja; una, que intuyo, conozco muy bien, aunque no sé de donde.
Una voz me dice que las brujas toman la forma de las personas que más amamos para engañarnos y destruirnos, y que esta aparición ha sido un claro desafío de esta bruja hacia mi persona y que no puedo desatenderme. Debo librar una batalla con ella, y uno de los dos debe morir.
Ni bien la voz se calla me viene al sueño un recuerdo en que la bruja, en ese mismo lugar, que es de hecho su guarida, usando el mismo truco al aparecerse bajo la imagen de mi tía Elena, se esfumó en el preciso instante en que yo estaba apunto de atraparla. En este recuerdo, esta bruja desaparece convirtiéndose en una nube conformada por un millar de hojas de otoño.
No sé cuanto tiempo pasa. Pero sé que estoy en la plaza, en el lugar de los juegos. Está oscuro y casi no veo a mi hermano, quien es la persona que va a ayudarme a atrapar a la bruja. Le cuento lo que la voz me explicó, que muchas veces las brujas toman la forma de seres, pueden ser humanos como animales, con los que tenemos una conexión especial, que no se deje engañar si esto sucedía. A cada cosa que yo le indico, mi hermano Alexis me contesta con monosílabos, casi como si no quisiera hablar demasiado y con una voz muy extraña. En ese momento me alerto que nunca he estado hablando con mi hermano sino con la bruja que está jugando conmigo. Con un movimiento certero la tomo por el cuello y la traigo a mí, pero lo que en verdad tengo por el cuello es a mi gata Claudia. No me dejo engañar por esta transformación y llevo a la bruja, que ahora se oculta bajo la forma de mi gata, hasta una habitación donde se encuentran mi madre y mi hermano. De alguna manera intuyo que es importante que mi hermano me secunde en esto, que me asista.
Mi mamá y mi hermano me rodean y nos sentamos en el piso. Mi hermano toma a la gata por los cuartos traseros y la extendemos en el suelo en el improvisado circulo que los tres formamos. Yo comienzo a apretar el cuello de la gata. Mi hermano me pregunta si estoy seguro que se trata de la bruja y no de Claudia. Yo le digo que sí, pero para cerciorarnos llamamos a mi gata por el nombre. Claudia acude a nuestro llamado. Ambos gatos, completamente iguales, se horrorizan al verse mutuamente. Ahora no hay dudas y aprieto el cuello del animal. La voz que antes me habló me dice que la bruja no esta muerta hasta que yo sienta que es así, que yo debo sentir su muerte en mi interior. Esa sensación nunca llega.
La bruja cambia de forma entre mis manos y se transforma en un perro doberman. El perro parece muerto. Yo, le parto el cráneo contra el piso y lo decapito. Esparzo su sangre por la habitación. Mi madre me comenta que su sobrina, Verónica Parissi, debe matar a una bruja que ha tomado la forma de un tío suyo que vive en el interior. Al parecer, el hombre murió en un accidente y nadie estaba enterado de su deceso.
El sueño parece terminar y la voz vuelve, me dice que yo soy un cazador de brujas, que hace muchas vidas lo soy, pero que un día me obsesioné con una en particular y me empeñé en atraparla por ego, y no por una razón espiritual. En una de esas vidas, cayendo yo en una de las trampas de esta bruja, mato a una mujer inocente. Desde entonces, la bruja y yo, viajamos juntos por todas las vidas presas de nuestro karma. La voz finaliza y comienza otro sueño.
Estoy con Eugenia, mi novia, que me está mostrando una filmación. En ella su ahijado y su hermanito, juegan en una plaza. Enseguida me percato de que esa plaza es la misma que la del sueño anterior, la guarida de la bruja. Pero hay algo raro. Casi como por afuera del plano, pasando muy campante, va mi amigo Sergio. Yo y Eugenia nos sorprendemos de verlo, y hasta nos reímos de aquella peculiar coincidencia. En ese momento Sergio, quien hasta hace un segundo atrás parecía indiferente a todo, mira fijamente en dirección a la cámara, me mira a los ojos y sonríe maliciosamente. No tardo en comprender que se trata en verdad de la bruja, a la que nunca sentí que maté

lunes, 5 de julio de 2010

La noche extraña

Escarbarnos la nariz para sacarnos un moco,
Rascarnos en la cama fría la intersección entre el dedo gordo y el que le sigue (perdón, nunca supe como se llama)
Mirar una mala película en el mejor de los casos, cuando no miramos la tv.
Acomodar los imanes de la heladera.
Quitarle a machetazos las pelusas a la vieja aspiradora en esos arrebatos de limpieza y añoranza.
Mirar pornografía, esa misma película con minas diferentes y diferentes pijas.
Intentar exiliar de los cajones los boletos que nunca llegan al tacho (glosario tacho: dicese del elemento en el cual uno se desprende de la basura y que, por alguna extraña razón, siempre se halla lejos)
Discutir con tu chica, que está a mil kilómetros de distancia escapando con otro, pero solo y en tu cama.
Leer las cartas de las ex novias, de las ex tías, de los ex compañeros de la escuela, cuando soñabas con escribir poemas y no formularios de seguros de vida.
Quedarte con una birra en la mano mirando la foto de tu primera novia.
Esforzarse para hacerse una puñeta.
Tratar de recordar de que color era ese juguete que tenías de chico, cuando aun sentís la sensación que te generaba en las manos, los momentos de dicha asimilado, que tu primo te lo envidiara.
Poner el despertador y luego la alarma del celular, por las dudas.
Leer los mensajes de promociones
Escuchar una radio que no te interesa en el medio del campo.
Traicionar a la milanesa con fritas por el salmón rosado cuado salís a cenar afuera.
Cuantas cosas en las que perdemos el tiempo, pensaba, mientras a Pablo, a Miche y a mí, nos tragaba una nube blanca que pasaba bajo en aquella terraza, en el preciso instante en que una bombita de antena la teñía cinematográficamente de rojo.

jueves, 10 de junio de 2010

retrato

Estas acá, en mi habitación, jugando absorta ese aburrido juego en la computadora. “Ese es un juego muy viejo” te digo, a lo que respondés “Clásico baby, clásico. Lo clásico no pasa de moda”. Veo tu sonrisa indiferente marcharse hacia la pantalla de la que cuelga virtualmente el solitario. Yo estaba leyendo un libro, pero ahora se me antojó tomar mis papelitos y retratarte, retratarnos; dibujarnos con palabras. Me pregunto si será mucho exigirle al lector casual que cuando escriba “ella” puedan concebirte perfecta, con tus cabellos negros, endemoniadamente hermosos, besando tu cintura, la miel de tus ojos, dulces, fulgurantes, tu boca entreabierta por donde asoman esas dos paletas, casi vulgares, insulsas. Creo que sí, que pido demasiado, si pretendo que el lector curioso pueda concebir, cuando escribo “yo”, estos ojos que te miran como idiotas porque no entienden como un tipo de mi calaña, que nunca ha hecho nada valioso, ni heroico, ni honrado, tenga la buena suerte de tenerte. De saber que en menos de un minuto va abandonar su cuadernito y su lápiz, va alimentarse de tu cuello, va a despojarte de tu ropa y la suya, y va a cruzar los dedos, anudar las servilletas, rogarle a las pestañas suicidas, que los dioses no se avispen del error que han cometido, al compensar a este mediocre con la fortuna de un santo.

NUNCA ME ESCUCHAS

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En el living, Mike esta sentado en una silla. Frente a él hay una mesa con algunas botellas vacías. Mike pica una piedra de cocaína, hace una raya y la aspira, toma una botella y le da un trago.

Mike:
-Dale ¿qué estás cocinando? Me muero de hambre-

Lola (en off):
-Ya voy cariño, cerrá los ojos-

Mike (riéndose):
-¿Este es otro de tus juegos pervertidos?

Lola:
- Vos cerrá los ojos-

Mike se lleva una mano a los ojos, sobre los anteojos de marco grueso, dejando una hendija entre los dedos por la cual ver. Lola asoma su cabeza por la puerta de la cocina.

Lola:
-Sin hacer trampas ¿eh? -

Mike:
-No estoy haciendo trampa-

Mike se tapa bien los ojos. Lola entra con dos platos en la mano, repletos de un humeante estofado. Lola pone uno de los platos frente a los ojos de Mike.

Lola:
-Ya podes abrirlo-

Mike:
-¿Qué es esto?-

Lola:
-Una receta de mi abuela. Estofado de verduras y carne-

Mike corre algunas botellas y su papel de cocaína, Lola apoya el plato en la mesa. Con el tenedor, Mike toma un poco del estofado, lo eleva a la altura de los ojos y torciendo un poco el tenedor lo deja caer nuevamente en el plato.

Mike:
-Se ve…se ve…consistente-

Lola:
-Sería mejor si comieras más de esto y tomaras menos de tus porquerías-

Mike:
-Nena, no soy tu hijo. Metéte en tus asuntos que yo puedo cuidarme solo-

Lola:
-Es que últimamente estás tan flaco, y siempre nervioso…-

Mike:
-Esto es lo único que no me falla. Siempre me llevan donde quiero-

Lola baja la mirada. Mike hunde el tenedor en el estofado y se lo lleva a la boca. Lo mastica en silencio, como tratando de definir el gusto.

Lola:
-¿Te gusta?-

Mike contrae su rostro y escupe el guisante

Mike:
-Esto no tiene gusto a nada, parece un puré de hostias-

Lola:
-El médico dijo que ya no podía cocinarte con sal-

Mike se levanta y camina hasta la cocina. Vuelve con la sal y rocía el guiso con ella.

Mike:
-Los médicos son dictadores frustrados a los que les molesta que la gente sea feliz. Si pudieran nos prohibirían hasta cojer-

Lola baja la vista y comienza a llorar.

Mike:
-Dale, no llores, sabes que me molesta-

Lola:
-¿Por qué nunca me escuchás? ¿No entendés que te quiero cuidar?-

Mike:
-Esta bien nena, esta bien. Solo dejá de llorar. Te prometo…-

Lola (interrumpiendo a Mike):
-No me prometas más, sí nunca cumplís nada-

Mike:
-Eso no es justo... ¿Quién te sacó de ese bar de porquería, eh?

Lola:
-Vos, prometiéndome que al lado tuyo iba a convertirme en una gran actriz-

Mike:
-Y vas a ser una gran actriz. Algún día hasta te voy a dar un papel en alguna de mis películas-

Lola:
-Pero vos me prometiste que en tu próxima película-

Mike:
-Dale Lola, no estás lista, aceptémoslo. Además los productores no te quieren en la peli, ya me lo advirtieron-

Lola:
-Sin embargo si en el casting no dejaron de felicitarme-

Mike:
-Solo porque sos mi novia, corazón. Pero ni bien te fuiste dijeron que había sido una perdida de tiempo-

Lola se pone a llorar.

Lola:
-Eso es mentira. Vos no querés que actúe. Yo tengo talento, siempre lo tuve. Fui a actuación desde chiquita-

Mike:
-En un conservatorio no te enseñan a ser artista ¿nacés, o no nacés?-

Mike hunde el tenedor en el plato y saca lo que parece ser una foto. La toma por uno de los extremos y le limpia el estofado que tiene encima.

Mike:
-¿Qué mierda?...-

Lola se levanta y camina por detrás de la silla de Mike, lo abraza por detrás.

Lola:
-¿No la reconocés? Es la protagonista de tu nueva película. Ya lo sé todo, Mike. Sé como convenciste a los productores para que me sacaran de la película, sé que te acostás con ella. No te juzgo, es muy linda.-

Mike:
-No…-

Mike se ahoga en una arcada y se toma el estomago. La foto se bambolea en su mano temblorosa. Mike gira la cabeza y mira a Lola con horror.

Mike:
-¿Qué me hiciste?-

Lola:
-¿Yo? Nada. Te dije que no le pusieras sal a tu comida. Pero vos nunca me escuchas-

Mike comienza a convulsionarse. Tiene recurrentes arcadas. Sus ojos se inyectan de sangre. Las lágrimas recorren sus mejillas, se dobla sobre su estómago.

Lola:
-Que porquería estos supermercados, ya no se puede confiar. No sabes si te venden sal, veneno para ratas, o que carajo-

Mike (casi susurrando):
-Nena, por favor, ayudame-

Lola:
-Claro, mi amor, ya mismo.-

Lola camina hasta el teléfono y levanta el tubo.

Lola:
-Ah, me olvidaba, tu tonta novia olvidó pagar el teléfono otra vez. Creo que lo cortaron. Que pena-

Lola se para frente a Mike, que la mira con una desesperación silenciosa

Lola:
-No me mires así, cariño. Es que vos no me escuchas nunca-

Lola se acerca a Mike y le besa la cabeza. Mike, con lo que le queda de fuerza, trata de tomarla, pero Lola se corre y cae al suelo. Lola niega con la cabeza. Camina hasta un sillón y detrás del mismo, saca un bolso de forro atigrado.

Lola:
-¿Sabés qué? Yo creo que sí soy una buena actriz-


Lola cierra la puerta. Las sombras oscurecen el desesperado rostro de Mike


FIN

lunes, 7 de junio de 2010

Vida Humana

Donde quieras las plantas desfallecen, la sombra es oscuridad contenida. El dolor acontece como una densa garúa. La escasa sombra de las tres de la tarde se proyecta sobre una palangana de hierro en el patio de tierra. Una anciana, en una habitación de barro, teje unos escarpines para el bebe que la niña que se halla a su costado tendrá inminentemente. Afuera, los pájaros escabullen sus pequeños rostros entre sus alas, las chicharras cantan en aquella siesta de verano. El resto del mundo se adormece en un silencio que es todos los silencios. Solo el rechinar de la mecedora delata la vida. La pequeña vida humana.

martes, 30 de marzo de 2010

Erótica sensación

Erótica sensación

Libérame del castigo
de vivir solo
para este placer epicúreo
de tenerte en mi cama,
y volver a tus piernas
cuando la sed me consuma

El tigre

El tigre

Para adentrarme en tu lecho necesito
el rigor del tigre de Malasia,
que se aventura al desierto y la sabana
para explorar los territorios que se hallan
vedados aun a sus instintos.

Recorrerte cuan cobra sigilosa
sin dejar rastro ni vestigio
y ser en este espacio el espejo que roba
de la aurora, la luz que se propaga
y sin permiso se filtra en la alcoba
para bañarnos los cuerpos y las almas,
fumígeno e irreal como una sombra.

domingo, 21 de marzo de 2010

Bestia Interna

Bestia Interna


Bestia interna,

vine hasta aquí a enfrentarte.

Ya moví la piedra

que te mantenía oculta.

Ven ahora

que mi corazón está dispuesto

al banquete de mi cuerpo.

Pero estate atenta,

no vine desprovisto.

Un conocimiento me secunda

en esta batalla.

Su verdad es esta:

tu y yo somos el mismo

animal hambriento

y el mismo niño entusiasta.

Por eso no temo.

Porque sé que

con cada herida que me propines,

será tu carne la que saldrá lastimada.


Vuelve a lo oscuro

porque el día no espera.

Ya tendremos valles y mañanas

para pastorear como los hermanos que somos.


No es más luz, mi luz;

ni menos oscuro tu albergue.

Mira por mis ojos

cuando te plazca el sol.


Hermana bestia,

hermano hombre te ama.

El Padre

El Padre


Calláte, hacé silencio. No ensucies con tus palabras de hombre experimentado este momento que es pura existencia. Miráme así. Miráme. No te exijo nada, ni vos me exijas nada a mí. Quedémonos desnudos como el primer día en que nos vimos ¿Te acordás, cuando yo nací? ¿Quién de los dos estaba más en pelota ese día?

¿No entendés? Quiero que te muestres. No me vendas tus logros, no me ocultes tus fracasos. Miremos ese gorrión. Fumemos un cigarro. Bebamos algo si querés. Pero no hablemos, por favor no hablemos.

Yo sé que no me comprendés ahora. Pero lo que me pasa es tan sencillo. El día de mañana, cuando yo sea padre y un hombre experimentado, quisiera recordar como se siente que un hijo te mire como a un imbécil, y a pesar de eso te ame.