domingo, 21 de marzo de 2010

El Padre

El Padre


Calláte, hacé silencio. No ensucies con tus palabras de hombre experimentado este momento que es pura existencia. Miráme así. Miráme. No te exijo nada, ni vos me exijas nada a mí. Quedémonos desnudos como el primer día en que nos vimos ¿Te acordás, cuando yo nací? ¿Quién de los dos estaba más en pelota ese día?

¿No entendés? Quiero que te muestres. No me vendas tus logros, no me ocultes tus fracasos. Miremos ese gorrión. Fumemos un cigarro. Bebamos algo si querés. Pero no hablemos, por favor no hablemos.

Yo sé que no me comprendés ahora. Pero lo que me pasa es tan sencillo. El día de mañana, cuando yo sea padre y un hombre experimentado, quisiera recordar como se siente que un hijo te mire como a un imbécil, y a pesar de eso te ame.

No hay comentarios:

Publicar un comentario